EL HOSSANA DE LOS MUCHACHOS

Una escena muy interesante es la que nos presenta este relato de Mateo, los versículos anteriores relata la indignación del Señor cuando entra al templo y lo encuentra convertido en una plaza de mercado y ante tal panorama replica la profecía de Isaías 56:7 y Jeremías 7:11 A renglón seguido el evangelista narra que vinieron ciegos y cojos y Él los sanó.

Ahí estaban los principales sacerdotes y escribas, como espectadores mudos ante la manifestación de autoridad y poder del Señor Jesús; mudos, impotentes, y además llenos de ira, pero como si fuera poco ven y escuchan a los muchachos que aclaman: ¡Hosanna al Hijo de David! Tal manifestación produjo en ellos tal indignación que lo único que acertaron fue increpar al Señor con la pregunta ¿Oyes lo que éstos dicen? y Él responde con un contundente SÍ, agrega una pregunta: ¿Nunca lo leíste? y recuerda otra profecía: De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, Salmo 8:2

Lo más impactarte del versículo para hoy es: …los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Qué hermoso espectáculo! ¡Los principales adultos negándose a reconocer al Señor como Mesías y el Espíritu Santo revelándose a los jóvenes y niños!

Imagino toda una turba (agrupación de personas que actúa de manera espontánea y poco organizada) de jóvenes gritando, aclamando y adorando al Señor Jesús, reconociéndolo como el Mesías, como el Rey, como el Señor; no importaba la autoridad paternal ni sacerdotal, ellos expresaban jubilosos la revelación divina.

REFLEXIÓN:
Decir Hosanna es decir Salvador y expresar con un grito el júbilo que Él es el Mesías. Hoy como jóvenes y niños, permitamos que la obra del Espíritu Santo se manifieste en adoración y reconocimiento de Dios Rey y Señor. La alabanza es poderosa; ¡produce fortaleza!